jueves, 17 de enero de 2013

Nada me impide aplaudir el Himno Nacional.

Esta mañana estuve representando la institución donde trabajo en un acto de apertura de unos proyectos.

Luego de poner la actividad en manos de Dios, las gloriosas notas de nuestro Himno Nacional Dominicano, fueron entonadas por la banda de música del lugar, esa banda está compuesta por niños, niñas  y adolescentes de alrededor de siete (7) hasta los dieciséis (16) años de edad, dirigidos por su maestro de música; que hermosa interpretación, cuanto aire en los pulmones de esos pequeños músicos, trompeta, saxofón, trombón y ni se diga de los tambores.

Mi cuerpo se erizó; quiero aclarar que cuando escucho nuestro Himno, la emoción me atrapa y me siento en los calzados de quienes escribieron la letra y música del mismo, además de que puedo sentir las emociones de aquellos que lucharon por nuestra independencia; sin embargo, en el día de hoy lo que me erizó la piel fue ver tanto talento joven, talento infantil, empeño y deseos de hacer las cosas bien, el deseo de los pequeños que tenían a cargo la interpretación, de demostrarnos que tienen talento,  y lo lograron.

Al terminar la interpretación algunos aplaudieron y otros no,  yo quise aplaudir, no al himno porque tengo una prohibición hecha y escrita por nadie, pero que de manera consuetudinaria me prohíbe aplaudir el himno;  pero en ese instante yo quería aplaudir a los interpretes, aplaudir su talento y no lo hice.

 Al llegar a la oficina me puse a investigar porqué el himno no se aplaude y no encontré nada que me lo prohíba  ni leyes, ni reglamentos, ni decretos, más bien encontré un refuerzo y un apoyo en el decreto 43-97 de la hermana República de Guatemala que en su ordinal 3, reza de la manera siguiente:

 "Al entonarse el Himno Nacional cada persona asumirá la actitud de respeto que exprese su profundo sentimiento de civismo y,  posteriormente de acuerdo a su libre albedrío, aplaudirá o conservará silencio". 
Cito este decreto del hermano país porque apelo a mi libre albedrío para de hoy en adelante aplaudir donde quiera que yo escuche, las sublimes letras, la gloriosa música y la excelente interpretación que hagan  del Himno Nacional Dominicano. Desde pequeña me preguntaba porqué no puedo aplaudirlo si es tan lindo?,  pero nadie me daba una respuesta satisfactoria; partían de supuestos, de que la independencia se logró con sangre y sufrimientos, me daban excusas, etc. pero, qué gran logro no se alcanza con sufrimiento?  y aunque la sangre aveces no nos brota físicamente, pero espiritualmente dejamos la vida en nuestros proyectos y es que luego, no aplaudimos nuestros logros?


Estamos acostumbrados a seguir las opiniones y actos que otros nos digan  y nos enseñen sin investigar si es cierto o no, si está permitido o no y sin buscar la fuente que nos asegure lo que es la verdad. Seguimos como mansas ovejas lo que dicen los mayores o los profesores sin tener un criterio propio ni analítico de una situación o una regla. Un aplauso es demostración de cariño, de aceptación, de respeto, de alegría y con eso no se ofende a nadie, con eso no se ofende la memoria ni se le quita el mérito a quienes lucharon por la independencia de nuestra patria. Todo lo contrario, ese aplauso le demuestra que estoy a gusto y totalmente de acuerdo con lo que hicieron, no dejarme aplaudir sería coartar mi libertad de expresión que es un derecho humano y está consagrado y protegido por nuestra constitución. Por eso y muchas otras razones desde hoy, donde yo esté y escuche nuestro Himno Nacional, lo aplaudo.


EVA MATT.















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