sábado, 24 de noviembre de 2012

LOS TRES ALIMENTOS.

Hay tres tipos de alimentos y cada uno de ellos tiene una función distinta, dos de ellos muy importantes, pero uno de ellos terrible, destructivo y debemos eliminarlo de nuestras vidas.

El primer alimento es el que nos ayuda a mantener nuestro cuerpo físico, lo que necesitamos para que nuestro cuerpo esté saludable y apto para nuestro desarrollo en la sociedad y en el medio en que nos desenvolvemos. Este primer alimento es importante y necesario, debemos elegir lo mejor y mas natural para comer ya que si no lo hacemos no podríamos consumir el segundo alimento.

El segundo alimento es un alimento sublime, del cual no todos comemos o no todos conocemos, o algunos no queremos comerlo, este es el alimento del alma.

Nuestra alma no crece al igual que nuestro cuerpo físico de manera mecánica, es nuestra responsabilidad alimentarla y hacerla crecer escuchando musica clásica, meditación, buena lectura, contacto con la naturaleza, con el buen arte y oración. Nuestra alma al consumir esos alimentos se sublimiza y transciende de manera tal que podemos sentirnos uno con el universo,  sentirnos mas cerca de quienes amamos y en armonía con la naturaleza, con la vida, con el amor, lo que nos lleva a armonizar con Dios no importa la idea que tengamos de él.

Cuando no alimentamos nuestro cuerpo físico de manera correcta, nuestros instintos se separan de esa conección divina con nuestra alma y nos quita la inspiración y el  interés de alimentarla. Es por esto que cada día  vemos que la juventud tiene menos contacto y menos busqueda de esa unión con lo sublime, puesto que su alimentación no es buena debido a la tanta comida chatarra que consume, lo que no permite que el cuerpo pueda sentir y percibir las cosas sublimes de otros planos existenciales.

Es ahí donde nace el tercer alimento y es el que daña nuestras vidas, el alimento que debemos eliminar de nuestras vidas; el alimento del ego, de las bajas pasiones y de los bajos instintos.

Debemos eliminar de nuestras vidas el alimento del orgullo, de la lujuria, de la codicia, de la envidia, de la pereza, de gula y de la ira. Estos son alimentados con la vista, con el consumo desmedido, con el amor propio, con desamor y la preocupación solo de sí mismos, el olvido y  mal trato hacia los demás, los vicios, la música escandalizante y estruendosa, que endurece las paredes del corazón y no nos permite sentir. Al alimentar estas bajas pasiones nos conectamos con un mundo de maldad, un mundo inferior que nos arrastra a las inmundicias y al descubrimiento de nuestras peores maneras de pensar, de sentir y de actuar.

Los dos primeros alimentos son importantes y necesarios y se complementan uno con el otro dándonos la oportunidad de conectarnos y ser uno con Dios, sin embargo, cuando ese primer alimento no es consumido de manera natural como nos lo ofrece la naturaleza, sin la carga de químicos y preservantes de las industrias y laboratorios, entonces se convierte en un tercer alimento que alimentará las peores formas de nuestras bajas pasiones.

Ahora es nuestra decisión saber que queremos alimentar: nuestra alma, o nuestro ego y de ahí entonces tomar la decisión de cuál alimento introduciremos a nuestro cuerpo.


EVA MATT.

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