miércoles, 15 de agosto de 2012

Indiferentes o Muertos?

Todos sabemos que en este país el transporte público es un caos, vehículos chocados, sin cristales, sin manubios, algunos sin para brisas, con goteras, otros que se les entra el agua por debajo cuando llueve, con tres y cuatro colores, etc. Pero claro está que otros están en muy buenas condiciones.

Lo peor de todo es que los choferes no saben que están contratados para llevar al pasajero a su destino con amabilidad y el comfort que su vehículo ofrece y que el cliente acepta al montarse en él y sin embargo el chofer cree que está en su casa y que puede hacer lo que le venga en gana sin respetar la dignidad ni la humanidad de sus contratantes.

De esa manera no es difícil encontrarse dentro de los vehículos con bocinas que no toda discoteca tiene, y sin importar la hora, ni los decibeles que pueda soportar el oido humano te lo maltratan con toda clase de música, desde bachata, perico ripiao, salsa, merengue, regaetón hasta la mas sublime y de moda música cristiana que nos adorna ultimamente, pero que se torna indeseable cuando la bocina está enterrada en tus oidos a todo lo que da, y claro tampoco podrían faltar los programas noticieros de periodistas que hablan todos juntos y nadie entiende lo que dicen por las discusiones que arman entre ellos.

El chofer no escucha cuando le piden la parada, nadie puede hacer un comentario, ni contestar una llamada al celular porque no escucha el timbre, pero quien le diga al chofer que baje un poco el volumen del radio es candidato a ser insultado o hasta apearlo del vehículo, de manera que el pueblo sufre y calla y no reclama sus derechos.

Ibamos en un vehículo un señor de casi 80 años que no podía consigo mismo para entrar ni salir del carro, con su hija o nieta de poca paciencia e incómoda por afanar con la entrada y salida del señor del vehículo cada vez que pedían parada, dos mujeres embarazadas, una joven y mi persona; el escandaloso regaetón que llevaba el chofer era insoportable yo me quedo observando a los integrantes de esa odisea y nadie dice nada, cuando de un momento a otro empieza otra dulce pieza regaetonera donde con palabras sucias, groseras, depravadas y denigrantes describe como el hombre-animal, enamora a la mujer y describe como le hace el acto sexual, palabras grotescas sin delicadeza alguna que solo me hizo pensar, pero donde estará Doña Zaida, me quedo esperando la reacción de todos a ver quien es el primero que reclamará para que el chofer quite la hermosa lírica que acompañaban esos acordes debordantes de lujuria, pasión desenfrenada e incitación a la orgía; pero nadie dijo nada.

Entonces pienso, somos indiferentes o estamos muertos?


EVA MATT.

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